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Sebastián Villalobos nació en un municipio colombiano llamado Bucaramanga en el seno de “una familia bastante humilde”. “Mi mamá y mi papá eran personas muy jóvenes y no tenían su futuro claro. Durante el periodo de embarazo de mi mamá ambos habían tenido que hacer algunos cambios en su vida. Ella un poco más que él. Y, aunque el papá de mi papá apoyó la idea de que mi mamá abortara, ella, a pesar de su corta edad, jamás lo vio siquiera como una opción y no dudó ni un segundo que ella con o sin la ayuda de mi papá me iba a sacar adelante.

Con el pasar de los años, después de mi nacimiento, mi mamá y mi papá decidieron cortar su relación. Cada quien siguió su vida y tomó su camino. Yo empecé a ir todos los fines de semana a la casa de mi papá para estar con él y su familia, y entre semana era el turno de mi mamá.

Fue una rutina que hicimos hasta que yo cumplí seis años porque recuerdo que un día antes de cumplirlos fue la última vez que lo vi. Mi papá jamás llegó a mi fiesta de cumpleaños, mi papá jamás llamó por mi cumpleaños, mi papá ha dejado de estar todos los 13 cumpleaños siguientes. Sin embargo, aun cuando yo no tenía a mi papá y medio sabía algunas cosas de él, siento que mi infancia y mi niñez fueron las mejores. Yo era un niño feliz, un niño sano, un niño que a pesar de no nacer en las mejores condiciones nunca le hizo falta nada: tuvo amor, estudio, regalos, fiestas, abrazos, consejos, caídas, levantadas… Todo lo que un niño normal tendría a esa edad”, contó en 2015 a través de su canal de YouTube.

Confesión de su madre

Villalobos tenía 11 años cuando su mamá le confesó que le gustan las mujeres. Conforme fueron pasando los años me empecé a dar cuenta que mi mamá nunca había estado con otro hombre después de mi papá. Para serles sincero la verdad no me explicaba por qué para mi mamá siempre ha sido la más hermosa, la más inteligente, la más todo y yo no podía encontrar una respuesta. Yo siempre la vi con sus amigos y amigas en grupo, siempre la vi feliz, siempre también conocí a sus mejores amigas y ellas me trataban muy bien. De hecho, en una ocasión compartimos apartamento con una de ellas.

Después por cosas de la vida mi mamá y su amiga dejaron de hablarse después de estar juntas por casi 5 años. A mí la verdad me tomó por sorpresa y más aún porque mi mamá sintió demasiado el alejarse de ella. Yo entendía completamente el sentimiento y asumía que era normal por esa bonita relación que ellas habían tenido, todos los momentos y todas esas cosas que habían compartido. Luego pasó el tiempo y me hice más grande y empecé a entender muchas cosas.

Mi mamá me enseñaba muchas otras también y empecé a entender otras cuantas. A los 11 años, a punto de cumplir 12, por curiosidad le pregunté a mi mamá que si a ella le gustaban las mujeres. No me pregunten por qué lo hice porque la verdad es que ni me acuerdo. Sinceramente no tenía ningún argumento para hacer esa pregunta, ni menos de esa manera tan directa. Cuando le hice esta pregunta a mi mamá las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas como si algo malo le hubiera dicho y entre lágrimas me contestó que sí.

Inmediatamente y por el ambiente tan emotivo yo también empecé a llorar, pero no porque me pareciera una tragedia o algo por el estilo lo que me acababa de decir mi mamá, sino porque sentía que mi mamá justo en ese momento estaba dando un paso grandísimo para que la confianza entre ella y yo mejorara y fuera la mejor. Y justo después entendí que las lágrimas que estaba dejando caer mi mamá era por exactamente lo mismo: estaba siendo lo más ella que nunca con la persona que más amaba en todo el mundo. Yo inmediatamente le respondí, me acuerdo perfectamente de mis palabras: ‘Mami a mí no me importa, tú sigues siendo mi mamá y yo te sigo amando igual, te amo mami’.

Fue un gran momento. Después de saber eso nuestras vidas continuaron siendo las mismas, nada cambió, bueno, casi nada puesto que yo empecé a sentir a mi mamá más feliz de lo que era normalmente, yo me sentía más feliz de lo que era normalmente. Y los siguientes años fueron iguales. La relación con mi mamá siguió mejorando. 

“Si las mamás son lo más sagrado y maravilloso que tiene la vida, imagínense la fortuna de tener 2. Las amo”, escribió en 2020 junto a esta foto que publicó en Instagram. 

Tras 14 años de no saber nada de su padre, recientemente se reencontró con él. “A finales del año pasado decidí, después de 14 años de no saber nada de mi padre, escribirle para verlo y dejar atrás los errores, la ausencia y diferencias del pasado. Hoy 6 meses después le doy gracias a la vida por ayudarme a perdonar y aprender todos los días que si queremos hacer cambios de corazón en nuestra vida Dios acompaña nuestros procesos”, compartió en febrero de este año.

Su madre se casó con su actual pareja, María Fernanda, en agosto de 2021. “No solamente se casó mi mamá, se casó la persona que me enseñó qué es amar, se casó mi mejor amiga, se casó mi compañera de vida, se casó mi maestra, se casó la mujer que muchas veces se sacó el pan de la boca para que yo me lo comiera, se casó la mujer que a los 17 años el mundo se le cayó encima y ella lo sostuvo con una mano porque en la otra me tenía a mí. Ella cree que yo soy el más feliz de que se case porque ya no la voy a tener en casa jodiéndome la vida, pero lo que no sabe es que yo soy el más feliz pero de saber que una mujer que representa en todos los sentidos la palabra amor encontró su amor”, escribió en ese momento en las redes.

Sebastián está muy unido a sus dos hermanos. El mayor se llama Juan Ángel y tiene 14 años, mientras que el menor, Gabriel Andrés, cumplió 9 en abril. “Juan, que es el más grande, sabe que tiene dos mamás, acepta tener dos mamás; y Gabriel, a pesar de su corta edad, sé que también va a asimilar exactamente lo mismo y es un niño feliz, es un niño normal… Y esta es mi familia”, contaba en 2015 a través de su canal de YouTube.