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Esta nueva versión del tradicional Cascanueces del Ballet Concierto Dominicano se estrenará el próximo 12 de diciembre en el Teatro Nacional Eduardo Brito.

La historia adquiere una mirada más íntima: el Reino del Cascanueces es el mundo interior de Clara.

Es el reflejo de sus sueños y anhelos, de la fantasía que sobrevive de la niñez en el umbral de la adolescencia, del descubrimiento del primer amor; una lucha simbólica entre la luz y las tinieblas donde la fe y el amor obran milagros.

En esta puesta en escena, el público será transportado a un universo de color y emoción, donde se mezclan la realidad y la fantasía que acompañan a Clara a lo largo de su viaje.

El origen del clásico

El Cascanueces de Chaikovski se originó a partir de la adaptación que hizo Alexandre Dumas del cuento de E.T.A. Hoffmann, El cascanueces y el rey de los ratones. El Teatro Mariinsky encargó a Chaikovski la música y a Marius Petipa la coreografía en 1891, y el ballet se estrenó en San Petersburgo en 1892.

En la mayoría de los teatros del mundo, El Cascanueces ha sido y sigue siendo- la atracción que anuncia la temporada navideña. En producciones grandes, pequeñas e intermedias, con coreografías de diversos creadores de la danza, esta pieza cautiva tanto a los niños como al niño que aún vive en cualquier adulto.

Para todos ellos, el gran ecualizador es la maravillosa partitura de Piotr Ilyich Chaikovski.

El Cascanueces es el tercero y último de los ballets compuestos por Chaikovski; los dos primeros fueron El lago de los cisnes y La bella durmiente. Estas obras escénicas forman un triunvirato que puede considerarse entre los más grandes ballets del siglo XIX.

No resta nada a la brillantez de estas obras el hecho de que Chaikovski había escrito música perfectamente adecuada para la danza en composiciones no destinadas al ballet, como sinfonías y obras de cámara.

Rusia había encontrado en el francés Marius Petipa a su coreógrafo ideal. Petipa llegó a San Petersburgo en 1847, donde desarrolló una escuela rusa que floreció bajo su dirección.

Para un compositor como Chaikovski, lo más importante era la creación, por parte de Petipa, de grandes producciones en las que la música se consideraba no sólo un accesorio necesario, sino una parte vital e integral del conjunto.

El viaje de Clara

Tras una deliciosa obertura en miniatura, inicia una fiesta de Navidad en la que la hija del anfitrión, Clara, recibe un cascanueces con forma de anciano de mandíbula gigante.

Clara, inmediatamente atraída por el muñeco, se angustia cuando este se rompe. Incapaz de dormir durante la noche, entra a ver a su amigo herido y descubre que él y todos los juguetes han cobrado vida.

Pronto aparece un ejército de ratones, y el cascanueces dirige a los juguetes contra el enemigo roedor con una impresionante música de guerra de cuento de hadas.

Armándose de valor, Clara mata al rey de los ratones con un zapato. Con esta victoria, el cascanueces se transforma en un joven y apuesto príncipe que la lleva a un bosque iluminado por la luna, donde los copos de nieve bailan a su alrededor al compás de voces infantiles.

El reino del Príncipe es la tierra de los dulces, Confiturembourg, escenario del Acto II. Allí reina el Hada de Azúcar, quien, junto con las hermanas del Príncipe, recibe a Clara con entusiasmo.

La música que prepara su entrada es expansiva y graciosa: cuerdas y vientos, con arpas siempre presentes. La melodía, repetida en diversas orquestaciones, da un giro deslumbrante cuando las cuerdas, junto al flautín, las flautas y los clarinetes, se elevan en escalas vertiginosas.

La celebración de danzas que sigue contiene algunas de las músicas más reconocidas del ballet:

la Danza Española, animada por el toque rítmico de las castañuelas.

la Danza Árabe

la Danza China, con flautas y piccolo en una melodía pintoresca

y el Trepak (Danza Rusa), donde Chaikovski despliega toda su energía para acompañar figuras que se arremolinan, saltan y patean

La Danza de los Mirlitones, también conocida como Danza de las Pipas de Caña un mirlitón es un instrumento casero popular entre los niños franceses, inicia con una melodía delicada y elegante. Más adelante llega el célebre Vals de las flores, considerado por muchos la joya del ballet.

Chaikovski crea aquí un momento de gracia y brillantez, precedido por una grandiosa introducción de vientos y arpa.

Otro de los episodios más queridos es la segunda variación del gran pas de deux: la Danza del Hada de Azúcar. La celesta entona una melodía delicadísima, con la impronta inconfundible del compositor.
El último vals del ballet es grandioso.

La Apoteosis retoma la música mágica de la apertura del Acto II; esta vez la celesta se une a las arpas, intensificando el encanto mientras el telón cae entre sonidos efervescentes propios de la grandeza del ballet romántico según Chaikovski.

En esta puesta en escena, el público será transportado nuevamente a un universo de color y emoción, donde se entrelazan realidad y fantasía en el viaje de Clara. Con danzas icónicas y personajes inolvidables como el Hada de Azúcar, esta producción promete una experiencia mágica que toda la familia recordará.

Homenaje del Ballet Concierto Dominicano

Bajo la dirección general de Sarah Esteva y la coreografía del maestro Carlos Veitía, esta edición rinde homenaje a la obra original de Marius Petipa.

Este clásico navideño se ha convertido en una tradición universal que exalta los valores humanos y el espíritu de la Navidad, integrando la visión y sensibilidad que han caracterizado a Ballet Concierto Dominicano durante más de cuatro décadas.

La producción reúne a bailarines profesionalesestudiantes en formación, niños, adolescentes y un dedicado equipo docente que constituye la esencia de la Compañía.