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Jack Kirby, creador de mitos de la cultura pop y ardiente amante de las mitologías antiguas, creó los Eternals de Marvel en 1976.

Al hacerlo, se sirvió alegremente del tesoro de dioses y relatos heroicos de diversas culturas, pero también jugó con la teoría de los antiguos alienígenas que circula desde 1968, cuando Erich von Däniken especuló sobre la influencia de los visitantes extraterrestres en las primeras civilizaciones en su Memorias del Futuro.

El propio Kirby mostró poco interés en vincular narrativamente a los Eternals con el resto del universo Marvel; de ello se encargaron autores posteriores, entre ellos Neil Gaiman en 2006, que devolvió a los comparativamente impopulares “Eternals” al radar de los fans de Marvel junto con el dibujante John Romita Jr.

Durante milenios, los Eternals Ajak (Salma Hayek), Druig (Barry Keoghan), Gilgamesh (Don Lee), Ikaris (Richard Madden), Kingo (Kumail Nanjiani), Makkari (Lauren Ridloff), Phastos (Brian Tyree Henry), Sersi (Gemma Chan), Sprite (Lia McHugh) y Thena (Angelina Jolie) han estado vagando por el planeta Olimpia.

El objetivo proteger a los humanos de los Desviantes, poderosos monstruos que quieren destruirlo todo. Pero en algún momento los archienemigos fueron derrotados, la tarea de los héroes y heroínas está cumplida. Y así siguieron sus caminos por separado, todos en busca de un nuevo propósito.

Sin embargo, para su gran sorpresa, en algún momento deben enterarse de que los Desviantes han vuelto, más fuertes que nunca. Y sólo juntos podrán detenerlos. Pero eso no es tan fácil, porque mientras tanto los diez no sólo se han separado como grupo, también llevan vidas completamente diferentes.

Hay que reconocérselo a Marvel, impresiona recolectando talentos que han podido atraer para su propio universo cinematográfico. Esto no sólo se aplica a las numerosas estrellas que están delante de la cámara y que hacen que sus películas sean importantes, también hay conocidos cineastas detrás de la cámara.

Entre ellos se encuentran aquellos que uno no asociaría con las adaptaciones de cómics a primera vista, ya sea el experto en terror Scott Derrickson (Sinister, Doctor Strange) o Ryan Coogler (Fruitvale Station, Black Panther), especializado en dramas sociales. Más inesperado aún fue el fichaje de Chloé Zhao.

Ahora la respuesta está al alcance de la mano. Se llama “Eternals” y es algo aleccionador, al menos si se mide con las expectativas galácticas. Claro, nadie podía esperar seriamente que la directora de origen chino mantuviera su estilo típico completamente inalterado.

Al fin y al cabo, Marvel está al servicio de las masas, no del público de los festivales de arte y ensayo. Y estas masas quieren espectáculos técnicos, gire a gran escala, y alguna que otra ocurrencia desenfadada entre medias.

Que el mundo esté a punto de acabarse no significa que tengas que perder el buen humor, sobre todo, porque al final todo acaba bien, como todo el mundo sabe en el cine. Al fin y al cabo, las películas están pensadas para entretener, ante todo. De los aspectos deprimentes del exterior deberían ocuparse otros.

No obstante, resulta algo decepcionante la poca frecuencia con la que Zhao tiene la oportunidad de utilizar realmente sus habilidades especiales.

Por ejemplo, llaman la atención los constantes saltos temporales y los cambios de ubicación. A veces, el itinerario incluye el Londres actual, luego nos abrimos paso a través de la selva unos siglos antes, de repente nos encontramos de nuevo en un desierto, para luego lamentar una Hiroshima destruida en 1945. Muchas de las escenas sólo duran unos minutos, algunas ni siquiera eso.

Por un lado, esto hace que Eternals sea muy variada visualmente y también hace que la película resulte en cierto modo cansina, sobre todo porque la duración de más de dos horas y media es de nuevo muy excesiva. Han intentado meter toda una serie en la película, lo cual es mucho y poco al mismo tiempo.

En relación con esto, hay un enfoque inusualmente fuerte en los personajes. El equipo recién reunido está formado por no menos de diez hombres y mujeres, con unos cuantos personajes periféricos a su alrededor, entre ellos Harish Patel como el cómico compañero Karun, el representante de Kingo. Y al menos Zhao tiene mucho que decir sobre los personajes principales.

El resultado es como si “Eternals” fuera una mezcla de Los Vengadores y las películas en solitario, todo en uno, quizás esto es un poco exagerado.

Al mismo tiempo, éste es también el aspecto más interesante de la película, porque dentro de la algarabía hay mucha humanidad. Aunque los diez tienen la misma misión y han viajado juntos a la Tierra, su trato con la gente les ha llevado por caminos muy diferentes. Chloé Zhao y sus coautores no utilizan una plantilla de historia específica, sino que amalgaman elementos de diferentes cómics en “Eternals”.

Su historia encaja en la continuidad del MCU, pero muestra menos interés en tantear horizontalmente a las otras películas y series, sino que se deleita en expandir el complejo universo verticalmente, hacia las profundidades de la historia de la humanidad: el prólogo no es la única excursión histórica que ilumina la historia de fondo de los “Eternals”, por la que va desde la costa mesopotámica en el 5000 a.C. hasta la antigua Babilonia con su Puerta de Ishtar y a la metrópolis azteca de Tenochtitlan, conquistada y arrasada  por los españoles en el siglo XVI y la nube de hongo atómico sobre Hiroshima en 1945.

A lo largo de los 157 minutos de película, se respira el aliento épico de los milenios, por lo que los flashbacks no sólo son una oportunidad para mostrar valores cinematográficos interesantes, sino que también sirven para desarrollar la relación de los “Eternals” con el pueblo y con su propio papel de protectores, porque en algún momento esta relación empieza a ser difícil y controvertida. Por eso, los Eternals en el presente narrativo hace tiempo que dejaron de ser un grupo cohesionado.