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Si algo tiene claro Amelia Rami es que lo de ella es el arte. Esta dominicana lleva una década trabajando como modelo internacional, para firmas tan importantes como Fendi o Victoria´s Secret, y ahora, en búsqueda de reinventarse, coquetea con el mundo de la música como DJ.

La joven de 26 años empezó en el modelaje de la mano de la agencia Ossygeno Models sin intenciones de hacer de este su profesión de vida. Solo buscaba un “trabajito” que le permitiera ayudar a costear sus estudios. “Yo estaba estudiando Diseño Industrial en Intec y me lo imaginaba (el modelaje) como una forma de tener ingresos para comprar cosas de la universidad”, admite. 

Durante unos años, se mantuvo estudiando la carrera y trabajando como modelo en el mercado internacional en paralelo. Su gran oportunidad llegó a los 18 años de la mano de la casa de modas Vivienne Westwood, en Londres. 

“Fue como que entraba a un mundo totalmente desconocido para mí. Era como un mundo al que yo no veía que tenía acceso, pero al que de cierta manera me sentía conectada”, cuenta. “Fue una experiencia increíble. Eso me inspiró mucho porque abrió un nuevo mundo para mí”.

Después de ahí, le llegaron grandes oportunidades de trabajo. Campañas para Fendi o Kenzo, y portadas para revistas de moda como L’Officiel o Mixte París figuran en su portafolio. 

El mayor reto

Al preguntarle qué es lo más retador de ser una modelo internacional, Amelia no dudó al contestar: estar lejos de casa y no poder tener una rutina. “Tú tienes que estar siempre preparada para que te digan: mira, te tiene que ir para no sé dónde. Tú tienes que tener tus cosas ready, no puedes hacer un calendario”, explica. 

Acostumbrarse a esa vida no fue fácil. “Un mes yo estaba en París, un mes yo estaba en Londres, y era como que no tenía tiempo ni siquiera de conocer mucha gente. Siempre hay que estar en movimiento”, agrega. 

Muchas modelos dominicanas que han logrado destacar a nivel internacional tienen orígenes humildes. Para la modelo esas historias son dignas de admirar y emular, aunque no fue su caso. 

“No vengo de una familia adinerada; mi mamá es profesora, por ejemplo, pero sí tuve el privilegio de que yo me fui hablando inglés, que quizá hizo el camino más fácil”, reflexiona. El hecho de no depender de un trabajo para subsistir le permitió poder enfocarse en seguir explorando otras ramas del arte

Faceta como DJ

En su faceta como DJ, Amelia se hace llamar Aguaepanti, un seudónimo muy particular que nació de su intención de “crear un nombre que no se le vaya a olvidar a la gente”.

“Amo poner dembow, pero también mezclarlo con ritmos de baile funk, con dancehall, me gusta mucho mezclar ritmos afro”, asegura. Además de tocar en actividades, realiza sus propios eventos bajo el nombre de “Frecuencia”, que define como una productora de experiencias. 

“Recién tuvimos una cena con un chef mexicano y lo que queremos es ofrecer una experiencia que combina gastronomía, música y moda, por todo lo que yo he ido aprendiendo en estos años”, explica, agregando que realiza eventos tanto en Nueva York como en República Dominicana. Su intención es conquistar el mercado local. 

“Me interesa mucho traer este tipo de experiencias, como que cosas que viví en el mundo de la moda, me encantaría poder traer mi traducción de eso para acá”, dice. “La gente está muy interesada en experiencias nuevas”.

A la par con el proyecto, continúa con su carrera como modelo, pues considera que la industria de la moda es un trampolín para afianzar e internacionalizar su proyecto. “Sigo modelando… Creo que mientras más tú te compenetras con este mundo, tú vas conociendo más posibilidades de lo que tú puedes crear, y para mí eso es como lo más lindo del modelaje”, refiere. 

Amelia externa su intención de estudiar Cine en Chavón, la Escuela de Diseño el próximo año, tras no terminar sus estudios en Ciencia Industrial. “Nunca me limito a dedicarme a una sola cosa, porque todo puede coexistir”, concluye entre risas.