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Unas dos mil mujeres se congregaron en la tarde de este miércoles frente al estadio Ernst Happel de Viena para protestar contra la actuación de la banda de metal Rammstein que tenía lugar allí, debido a los supuestos abusos sexuales que habría cometido su vocalista, Till Lindemann, y su teclista, Christian Lorenz.

“Creerle a las víctimas, no den un escenario a los perpetradores” o “¿Y qué si le ocurriera a tu hija?”, rezaban algunas de las pancartas que enarbolaban las manifestantes.

Al grito de “Ningún escenario para los perpetradores”, protestaban contra los conciertos que se celebran este miércoles y jueves en la capital austríaca a pesar de los numerosos testimonios de mujeres que en los últimos meses declararon haber sido drogadas y violadas por Lindemann y Lorenz.

“No queríamos que el concierto se celebrara porque no es un espacio seguro para las personas”, explicó a EFE Hanna Zach, portavoz del partido ecologista “Los Verdes”, segundo socio de la coalición gobernante en Austria, y que organizó la protesta junto a varias organizaciones feministas.

“Pero no lo han cancelado (el concierto) y va a ir muchísima gente, por eso pensamos que deberíamos ir allí y gritar fuerte”, añadió la portavoz en entrevista telefónica.

Aunque la petición online que reclamaba la cancelación de estos dos recitales recogió 17.000 firmas, los organizadores de los conciertos decidieron no anularlos.

En medio de los discursos de numerosas activistas, varios grupos de aficionados al grupo musical alemán que se encontraban fuera del concierto se aproximaron a la manifestación para ridiculizarla, algunos incluso quitándose la ropa e insultando a las manifestantes a centímetros de sus rostros, lo que motivó la intervención de la Policía para distanciarlos a metros de la protesta.

“Habría sido un símbolo muy potente tener el estadio vacío”, reconoció una de las manifestantes a EFE, y lamentó que no haya sido suficiente “que muchas mujeres hayan acusado a Tim Lindemann de agresiones sexuales” mientras que, en cambio, sí lo haya sido para los seguidores que Lindemann diga “no fui yo, yo no hice eso”.

“Es horroroso que tanta gente tenga esa información y aun así hayan elegido venir al concierto”, se quejó.

La primera mujer que compartió públicamente haber sufrido abusos por parte del sexagenario Lindemann fue Shelby Lynn, una joven irlandesa de 24 años que asistió al concierto de Rammstein el pasado 23 de mayo en Vilna.

En las redes sociales, Lynn publicó fotografías que mostraban grandes moratones que dijo haber encontrado por todo su cuerpo al día siguiente del concierto, tras el que asistió a una fiesta en el camerino del escenario junto a otras mujeres y donde Lindeman la habría drogado y agredido sexualmente.